No son Horas

13 abril 2009

Nocturno

Frescor de los vidrios al apoyar la frente en la ventana.
Luces trasnochadas que al apagarse nos dejan todavia mas solos.

Telaraña que los alambres tejen sobre las azoteas.
Trote hueco de los jamelgos que pasan y nos emocionan sin razon.

¿A qué nos hace recordar el aullido de los gatos en celo, y cuál sera la intencion de los papeles que se arrastran en los patios vacios?

Hora en que los muebles viejos aprovechan para sacarse las mentiras, y en que las cañerias tienen gritos estrangulados,como si se asfixiaran dentro de las paredes.

A veces se piensa, al dar vuelta la llave de la electricidad, en el espanto que sentirán las sombras,y quisiéramos avisarles para que tuvieran tiempo de acurrucarse en los rincones.

Y a veces las cruces de los postes telefónicos, sobre las azoteas, tienen algo de siniestro, y uno quisiera rozarse a las paredes, como un gato o como un ladrón.

Noches en las que desearíamos que nos pasaran la mano por el lomo, en las que súbitamente se comprende que no hay ternura comparable a la de acariciar algo que duerme.

Silencio! -grillo afónico que nos mete en el oído-. ¡Cantar de las canillas mal cerradas! -único grillo que le conviene a la ciudad-.


Oliverio Girondo Buenos Aires 1921